Venta de la Inés


La Venta de la Inés, antes llamada Venta del Alcalde, es la única de la época de Miguel de Cervantes que se mantiene en pie. El escritor no sólo la cita en uno de los pasajes de Rinconete y Cortadillo, donde paran a descansar los dos pícaros, sino que una fuente muy cercana, la denominada del Alcornoque, está situada cincuenta pasos más allá: era el sitio de la plática de Marcela y Crisóstomo y lugar donde enterarron a éste , al pie de la peña (capítulo XII del Quijote).

Más allá del protagonismo de la estancia en la prosa cervantina, la relevancia crece por su situación, pues su puerta de acceso da de lleno con el Camino Real de la Plata, una arteria fundamental de conexión, durante siglos, entre Toledo y Córdoba, entre Castilla y Andalucía. Por ella pasó muchas veces Cervantes, y en ella se aposentó y tomó notas del entorno. Seguramente la enorme morera del patio, entonces chica y hoy quintocentenaria, fue testigo de aquellas correrías. La venta es más vieja, y hoy está incluida en uno de los tramos del la ruta cervantina, una especie de Camiño Xacobeo literario que Felipe Ferreiro , dueño de la Venta, observa cada día y donde recibe, con una hospitalidad a prueba de molinos y encantamientos, a todo aquel que quiere conocerla.

A parte de todo esto, que no es poco, la Venta de la Inés tiene otro atractivo muy peculiar, que es un salto de agua con unas pinturas rupestres, no muy lejos de la citada Venta, desde luego, si pudiera, para mi este lugar lo declararía como patrimonio histórico cultural. Vean y juzguen ustedes mismos.

Entrada de la Venta de la Inés. Como ya dijé, la hospitalidad es algo que le sobra a esta familia.


Aqui está, el alcornoque, del que Cervantes hace mención.


La abundancia de agua de la zona, hace que aparezcan fenómenos tan bellos como los dos siguientes.



Foto casi a la altura del agua de uno de los muchísimos saltos de agua de la zona.


Aqui se puede ver lo escarpado del terreno, y la abundancia de agua de la zona.


Otro de los muchos saltos de agua de la zona.


Desde la mitad del recorrido que separa la Venta de las pinturas, ya se puede observar la cornisa, por donde salta el agua, y que esconde las pinturas.



Aqui estoy con mi hermana, y al fondo el gran salto de agua que menciono.


Mi hermana, observando la belleza del paisaje.


Ya estamos casi llegando...


Quizás las dimensiones del salto de agua no se apreian, pero así a ojo, creo que podrá medir unos 25 metros.




Yo desde fuera de la cornisa, y mi hermana con mis amigos, dentro de la cornisa, entre ellos y yo el salto de agua.


Desde dentro de la cornisa.


Foto desde abajo, a lo más alto del salto de agua.


Pues, como antes decía, aqui están las pinturas rupestres de las que hablaba al principio.


A algún desaprensivo, se le ocurrío la genial idea de rayar la pintura, para ver si era de verdad o no. Desde luego respeto por las pinturas y la naturaleza mostró poca.




Les puedo asegurar, que desde aqui arriba, puedes sentirte el rey del mundo. (Mi amigo Jorge y Yo)


Vista desde arriba del salto de agua.


Otro pequeño, salto de agua, en la parte superior de la cornisa.



Sin embargo, sí hay algo que me molesta y enfada enormemente, es que desde hace unos ocho años el caciquismo que aún abunda por España, perturba este bello paisaje. Y es que la finca que rodea la mayor parte de esta propiedad cambió de manos y pasó a una sociedad que, según cuenta Felipe, dueño de la Venta, ha querido dejarle sin agua y luz, tal vez para obligarlo a vender e integrarlo en la hacienda mayor, como hicieron otros vecinos de la zona que ya se fueron. Felipe litiga, pero no ha tenido demasiada suerte en los tribunales, más bien al contrario. Tampoco posee mucho dinero para hacerlo, ni fuerzas. Vive con su mujer, enferma, y su hija, con una discapacidad física, y el trabajo diario poco le deja para abogados y tribunales a quien además, lleva toda su vida entre estas encinas y peñascos. "Sólo he salido para ir a Madrid", me decía un día.

Felipe ha recibido, no obstante, el apoyo de Ecologistas en Acción, de la Asociación de Amigos de la Venta de la Inés, Club Cicloturista Caminos y Cañadas (mi club), y multitud de asociaciones, para que los vecinos no cerrasen los caminos.

Actualmente creo que solo se puede ir hasta la Venta, al salto de agua y las pinturas, ya no se puede, según los tribunales, es propiedad privada, una lástima la verdad, pero como dice el bueno de Felipe, "seguiremos luchando".

Desde aquí mi apoyo incondicional a esta humilde familia, y mi total repulsa a la privatización de sitios como este.

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